19 mayo 2005

Conferencia con Madre Alma (1)

Capítulo I: Sé todo lo que puedas ser.

- ¡Hola, Madre Alma!
- ¡Hola, hijo mío! ¿Qué tal? ¿Cómo te va todo?
- No sé, no sé. Es todo tan difícil... ¿por qué es tan complicado? Quiero decir...
Existe gente maravillosa en el mundo, ¿no?
- Sí.
- Y sin embargo, ellos son los que más sufren, no lo entiendo.
- No es fácil de comprender, hijo mío. Pero es que la vida os la jodéis los unos a los otros.
- Creo que sé a lo que te refieres.
- Yo os doy la capacidad de elegir. Vosotros elegís hacer el bien o mirar sólo por vuestro propio culo y putear al prójimo. Yo os doy mi amor, os abro los caminos, y hagáis lo que hagáis intento iluminaros y guiaros, pero nunca os ordeno. Te sorprendería la de gente que sin conocerme sigue mi camino y también la de gente que conociéndome, lo rechaza.
- Y sin embargo, el mundo sigue hecho unos zorros.
- Bueno, eso no es así del todo. Tienes que comprender -como ya te he dicho antes- que las cosas no son fáciles. Son simples, pero nunca fáciles.
¿En serio crees que existen el bien y el mal?
- Ummm... Sí, ¿no?
- No.
- ¿Entonces me estás queriendo decir que no existen pecados?
- El único pecado es no ser quien tú eres.
- Pero haciendo eso, siendo tú mismo, le puedes hacer daño a la gente.
- ¿Y cuándo no? Hagas lo que hagas le harás daño a alguien, porque el bien o al mal no son una idea absoluta, sino que dependen de quién la piense.
El problema es de dónde proviene tu acción.
Si simplemente te limitas a seguir lo establecido, llegará un momento en que el orden será absoluto pero no habrá vida. Lo que aún tuviera que crecer, no crecerá. Y lo que nunca tenía que haber nacido, permanecerá.
El progreso, hijo mío, viene del caos y la rebelión. La rebelión viene del ser uno mismo. El ser uno mismo conduce al Uno, al Sueño, al Imposible.
Hay una única dirección en la vida y es adelante.
- ¿Estás diciendo entonces que el fin justifica los medios?
- Todo lo contrario, hijo mío, piénsalo...

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